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PRINCIPIO 3

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Tabla de Autoevaluación
T P
C
A
OBJETIVO
LEY 1 1
1
4
6
3
MENTE
100%
LEY 2 2
0
7
0 1
LEY 3 3
2
3
5
2
CORAZÓN
LEY 4 4
0
0
0
0

"¡APLICA LAS CINCO VOCALES!"

Es una orden que debes decirle al espejo. Esta voz indica que debes sentir y expresar aprecio, empatía, interés, obsequio y urbanidad, las cinco cualidades para motivar, persuadir y conseguir cooperación. Es la ley del corazón.

Suelo recalcar que el tercer principio es el más difícil de obedecer y cumplir porque se opone a la naturaleza egoísta de muchos seres humanos que no fueron criados ni educados sobre la base del altruismo. Por ejemplo, muchos se ofenden si no los felicitan en ciertos días del año, pero se apaciguan o alegran si en esos días les dan un regalo.

¿Te conté la fábula del monito? Hace muchos años vi la película Desierto Viviente. Trataba de la vida en el Kalahari, un lugar semejante a paraíso que abunda en hermosos animales y vegetación, pero que una vez al año se seca y se transforma en un desierto inhóspito. Cuando regresa la lluvia, se transforma nuevamente en un paraíso.

En cierto momento vi cómo sus habitantes, los bosquímanos, proceden para descubrir las fuentes de agua en los tiempos de sequía y poder alimentar a sus familias. El desierto es tan vasto que no saben dónde quedó alguna pequeña fuente. ¿Cómo resuelven el problema?

Un bosquímano buscó un árbol hueco, es decir, uno que tenía un hueco pequeño en el tronco, suficiente como para las pequeñas manos de un monito. Esperó a que estos curiosos animalitos se acercaran y entonces introdujo unas ricas semillas, asegurándose de que observaran lo que estaba haciendo. Los monitos observaron con mucha atención.

Cuando el hombre se alejó a cierta distancia, uno de los monitos decidió acercarse con cautela, introdujo su mano en el hueco y empuñó fuertemente una gran cantidad de semillas. Pero, ¡ups! Hubo un problema. El hueco era lo suficientemente grande como para su manita, pero no para sacarla con el puño cerrado, repleto de semillas. ¿Y ahora?

El hombre esperó un rato, mientras el monito hacía todos los esfuerzos para sacar su manita. Pero no saldría a menos que soltara las semillas. Seguramente, el monito pensó: "¡De ninguna manera! ¡Estas semillas son mías! ¡No las soltaré!". Entonces, el hombre se acercó despacio y le arrojó unos trocitos de sal, luego ató una larga cuerda alrededor del cuello del monito y se retiró a esperar.

Cuando el monito vió que el hombre se apartó, extiendió su otra mano, agarró un trocito de sal y se lo llevó a la boca. "¡Mmm, delicioso!". Y así siguió comiendo sal hasta que le sobrevino una desesperante sed  Tenía que tomar una decisión: O soltaba las semillas y se iba a buscar agua para calmar su sed, o se moría en su codicia y egoísmo. ¿Captas la inteligencia del aborígen?

¡Ni hablar! El monito soltó las semillas y corrió a la fuente de agua más cercana a fin de saciar su sed, y el hombre lo siguió teniendo agarrada la cuerda. Una vez que el monito encontró la fuente, el bosquímanolo lo soltó, llenó su cántaro y regresó a casa con un buen suministro de agua. ¿Cuál es la lección? ¡El tercer principio de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público, Ganar Confianza y Relacionarse con los Demás!

Los seres humanos no somos monos. Muchos suponen que hemos evolucionado del mono, pero parece que no, porque algunos son como aquel monito. ¿No has oído las frases: "Yo primero, yo segundo, yo tercero", "retroceder nunca, rendirse jamás", "yo soy así, siempre he sido así y no voy a cambiar", "¡Al que no le guste, que se largue de aquí! ¡Aquí las cosas se hacen como yo digo, y punto! ¡Yo soy el rey!"? ¡Los que que viven con un código así son como aquel monito codicioso!

No sueltan ni a balazos. Hasta que llega alguien más capaz y los ponen en su lugar. Por decirlo así, les dan semillas, les arrojan unos trozos de sal, les atan una soga al cuello y esperan hasta que su egolatría se acaba, para beneficio de la comunidad. ¡Es una ley de la vida! Es la Tercera Ley.

La Tercera Ley se basa en el aprecio, la empatía, el interés altruista, la generosidad y el respeto. Todos esos estímulos motivan a las personas y a cualquier auditorio.

La lección es que no debes imitar al monito codicioso que agarro de un puñado todo lo que tenía, creyendo que nada más importaba en la vida. Es cierto que el ser humano no es un monito, pero no solo podría morir de sed, sino material, física, emocional, intelectual y socialmente. Sobre todo, espiritualmente.

Por eso, cultiva la tercera ley y mantén una actitud altruista que realmente te lleve a una verdadera fuente de agua de vida. Si lo haces, tus discursos siempre darán en el clavo y moverán a acción a tus oyentes. Porque habrás aprendido el secreto de la motivación interna y externa.


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