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Dicha acción es la que finalmente resume y señala el propósito u objetivo particular del discurso.
No hay nada que cause tanta satisfacción a los aficionados a los deportes como meter un gol o clavar una flecha o dardo al centro de un blanco. Por la misma razón, no hay nada más grato para un orador que dar en el blanco con su discurso.
Por eso, "¡Sube en el cierre!" significa indicar el objetivo y, al mismo tiempo, intensificar un poco las cualidades de la voz y del cuerpo al llegar al final.
RESUMEN. Si el discurso dura más de unos pocos minutos, el final del discurso podría incluir un resumen breve para recordar los puntos principales y evitar que el oyente olvide lo más importante. Si solo dura uno o dos minutos, no sería necesario hacer un resumen.
ACCIÓN. Se incluya o no un resumen, siempre se sugiere llamar a la acción con un pedido específico del tipo: "¡¡Por eso, haga tal cosa!!". Los oyentes suelen terminar de oír un discurso pensando: "Y ahora, ¿qué hago? o ¿cómo hago?". ¡Tienes que decírselo!
BENEFICIO. Todo llamado a la acción debe sustentarse en una razón, un beneficio, una motivación o en un incentivo válido para los oyentes, para que vean la conveniencia y ventaja de hacer lo que les pides: "¡¡Para conseguir esto!!" (o sea, mejorar su situación, pasar de menos a más, lograr una ventaja, salir ganando, sentirse mejor).
Es la lógica detrás de las acciones. Si quieres ampliar este concepto, haz aquí para ir al índex, sección "IA", artículo "Praxeología".
Es la lógica detrás de las acciones. Si quieres ampliar este concepto, haz aquí para ir al índex, sección "IA", artículo "Praxeología".